martes, febrero 10, 2009

Testigo de un crimen por Yucateca

Testimonio de Yucateca en el Foro Secretos Cuba (Textual)

UNA MAS DE LAS TANTAS HISTORIAS QUE SE HAN ESCUCHADO DE LOS PROTAGONISTAS DEL ÉXODO DEL MARIEL EN 1980
Testigo de un crimen.....
Recuerdo que cuando estabamos en la época de espera, donde no sabíamos si la carta que mi esposo escribió a su tia en Puerto Rico había llegado a su destino y tendríamos respuesta, o si la llamada que hizo posteriormente habría surtido efecto o no, estábamos y vivíamos pendientes de cuanta noticia relacionada con el Mariel se publicaba o si algo decían en la TV nacional sobre el tema.
El caso fue que nos tranquilizó la idea de que el gobierno decía que establecerían un puente de embarcaciones para cuidar a los que iban rumbo norte, para que no les ocurriera ningún percance y si alguna de ellas necesitaba ayuda, pues ofrecer el rescate que fuera necesario....por supuesto, que en esa época no teníamos ni la menor idea del engaño constante en el que estabamos sumidos y en el que vivíamos, que todo lo que se decía era solo lo que ellos querían que oyéramos y creyéramos, pero que la realidad estaba muy lejos de ser lo que hablaban y publicaban.
Cuando después de la odisea tan grande que pasamos para poder salir y que en otro momento contaré; llegamos al barco esperando como todos los demás para lanzarnos a lo desconocido, a nosotros nos sentaron en la quilla del barco, sobre la soga de amarre al muelle, esa que es gorda como una serpiente y pesada y áspera, allí teníamos nosotros, mi esposo, dos hijas adolescentes, un niño de 5 años y yo, el rinconcito donde la borda pasaba justo por encima de mis ojos y para poder mirar afuera, tenía que erguirme cuanto podía para que los ojos asomaran por encima del nivel de madera que rozaba mi cuello...
Después de 2 dias que no dejaban salir a nadie porque había mal tiempo en el estrecho y ya habían sosobrado algunos barcos, dieron luz verde a todas las embarcaciones, decenas de ellas, que estaban llenas de gentes y aun más de ilusiones, para que salieran a la mar.
Aquello fue una desbandada de pájaros como cuando se les abre la puerta de la jaula hacia el aire libre y sin barreras, mirando hacia un horizonte desconocido pero lleno de esperanzas.
Según ibamos avanzando sobre aquella alfombra de un azul tan intenso como jamás había disfrutado, la vista se perdía en la costa que cada vez se nos alejaba mas y que se hacía mas pequeña e inalcanzable, aquella tierra se nos hacía ahora mas querida y mas grande era la angustia de no saber cuándo podríamos volver a pisarla, a pesar de que sólo estabamos apenas saliendo, ya la comenzábamos a extrañar.
Nuestro barco camaronero estaba capitaneado por un lobo de mar que sabía del peligro que corríamos todos, cuando en su embarcación estaban pendientes de su conocimiento y maestría, la vida de 180 personas, cuando ese viejo cascaron sólo podría resistir el peso de 60... el viejo americano tenía pleno dominio de la situación y la travesía se realizaba tratando de tomar el menor riesgo posible, en una carrera que comenzaron los demás barcos para tratar de ver quién llegaba primero, o tal vez, para tratar de huir lo antes posible de todas las ataduras que dejaban atrás....
Nosotros veníamos despacio y por eso, en una oportunidad que me erguí sobre la borda, el horizonte se me hizo circular, esa línea azul que nos rodeaba donde quiera que volteara los ojos, hizo darme cuenta que estábamos casi solos en medio de un mar azul intenso que sólo la propela del barco hacia convertir en espuma blanca el agua que agitaba...muy lejano, surgiendo en el horizonte, se divisaba el único acompañante, un barco grande que rápido se aproximaba.
En otro momento que mis ojos se asomaron, justo en el borde de la borda, no muy lejos de nosotros, distinguí el barco bastante cercano ya como para reconocerlo; desde la ventana donde tenía mi mesa, en la empresa donde trabajaba en La Habana Vieja, los veía pasar por la entrada del puerto, estaba segura que era un mercante de la Empresa de Navegación Mambisa, en ese momento lo vi detrás de nosotros, (para más exactitud, como si yo estuviera sentada en las 6 y viera el barco en las 2), como la posición que asumía era muy incómoda, dejaba caer el cuerpo sobre la soga que me servía de asiento solo por unos segundos para poder respirar y volver a erguirme, vi que el barco estaba atravesado y así varias veces que subía y me sentaba de nuevo, el barco lo veía una veces hacia atrás, otras de costado, otras de frente y otras de costado otra vez,....inocente de mi que pensé que ese era el límite de las aguas donde debían custodiar las fuerzas cubanas porque mas adelante, se encontraba un portaviones norteamericano que dejó salir un helicóptero que cruzó por encima de nosotros, rumbo al barco mercante que había visto, mi mente, crédula, pensó que estaba funcionando aquello que escuché sobre la protección a las embarcaciones menores etc.; el caso que dejé de prestarle atención al barco cubano que ya habíamos dejado muy atrás para mirar de cerca a aquel monstruo de hierro que teníamos entonces mas cerca, como no nos detuvimos, pues pronto también quedó atrás.
Después que llegamos a Key West, (Cayo Hueso), nos recibieron, alimentaron, transportaron y nos montaron en el avion que nos llevó a Pensilvania, al fuerte de Indiantown Gab, un lugar de entrenamiento y albergue para casos de emergencia donde en su oportunidad alojaron también a los vietnamitas que llegaron cuando la guerra. Allí habían instalado en una de las barracas de las tantas que hay, una central telefónica, con muchos aparatos a nuestra disposición para que nos comunicáramos con nuestros familiares y les dejáramos saber donde estábamos porque se creía que los recién llegados se encontraban todos en Miami y eran tantos que hubo que repartirlos en distintas ciudades de los EU....después que fuimos alojados en el área para familias, recibidos los artículos de aseo y descansado de las tantas horas invertidas en el viaje y relajados un poco los nervios, fuimos a tratar de establecer comunicación con nuestra tia en Puerto Rico, allí esperando en la línea mi turno para llamar, se encontraba delante de mi, una muchacha con una enguatada azul que tenía en la espalda unas letras blancas: USA. Los dos niños, una hembra y un varón, también tenían las suyas, grandes por demás, pues pertenecían a los soldados que les habían salvado la vida, ellos andaban con unas chancletas metededos recortadas, que se veían que eran de una talla grande, adaptadas a sus pies pequeñitos, una señora que también esperaba en la fila le preguntó que de dónde había sacado esa ropa y la muchacha comenzó su historia.....Venían en una lancha pequeña, donde cabían 6 personas, en el Mariel metieron a 15 y estaban mas abajo de la línea de flotación y navegaban sumamente despacio porque el motor no tenía la fuerza necesaria para tanto peso, cuando se encontraron que un buque mercante de la Mambisa de Navegación, les cayó atrás y donde pudieron leer perfectamente, porque los tenían encima de ellos, que era el Buque "Las Mercedes", la tripulación que se asomó a la borda del buque, les empezaron a gritar obscenidades y cosas horribles, así como también la palabra que se había puesto de moda para la ocasión, "escorias", les deseaban que se hundieran y que tuvieran "buen viaje" etc....el barco empezó a dar vueltas alrededor de ellos, tratando de hacer remolinos para que naufragaran, ellos les gritaban que había niños, los de ella y otros más, y los del barco les decían que no les importaban, estaban solos en medio del mar, solo un barco se divisaba que iba delante de ellos pero tan lejos que era imposible que se dieran cuenta de lo que estaba ocurriendo ni que pudieran escuchar sus gritos, (resultó ser el nuestro), los del buque seguían dándoles vueltas y el remolino, entre la propela del barco que era enorme y haciendo giros, se les estaba volcando la lancha y el agua inundando a toda la gente tambaleante, que gracias a Dios que el helicóptero que salió del portaviones que estaba cerca fue a su rescate, que el mismo tuvo que disparar al mar para obligarlos a que pararan el ataque y que se fueron huyendo a todo motor de la escena, que ella tenía a sus dos hijos abrazados pero que con tanto nervio y mareo, debido al movimiento de la lancha que se hundía, se dió un golpe que perdió el conocimiento y no supo dónde fueron a parar sus hijos, no recordaba cómo la habían sacado de allí.... cuando ella abrió los ojos se encontró en el dispensario del barco y cuando preguntó sustada por sus hijos, le abrieron una puerta para que entraran y llegaron con compotas, sodas, manzanas y todo lo que le pudieron dar, con la ropa seca puesta y con las sandalias recortadas esas que guardaría por siempre.
Esta boba sentimental se puso a llorar, como ahora que estoy haciéndo el recuento, porque me di cuenta que aquello que presencié del barco cambiando de posición con los giros para atrás, de costado y para alante, que pensaba que nos estaban cuidando, etc. etc...con mi mentalidad entrenada para pensar lo que ponían en ella, esos sólo estaban tratando de matar a esa pobre gente que se encontraba sola en medio del mar y estaba totalmente horrorizada y en pánico.
Enseguida que escuché esa historia, me di cuenta que había sido testigo de un intento de asesinato múltiple....eso jamás lo olvidaré.
Llegado el momento del juicio final, cuando la gente sinvergüenza, mala y despiadada tenga que rendir cuentas por los hechos de lesa humanidad y en contra de los derechos humanos, puedo decir que la tripulación que se encontraba el 18 de mayo de 1980, en el buque mercante "Las Mercedes", de la Empresa Cubana de Navegación Mambisa, son unos frustrados asesinos y deberán pagar por lo que hicieron, yo fuí testigo de ello.....

Yucateca